Carlos Guzmán

Carlos Guzmán (La Habana, 1970)

Los relatos pictóricos de Carlos Guzmán parecen extraídos de un cuento de andas. La sutileza en cada rasgo, en cada paisaje del lienzo, es una audaz concreción con esa zona ignota de la delicadeza, donde predomina el enigma, los ambientes un tanto extraños a lo estrictamente formal, así como el amor y la lealtad de sus personajes sobre sus acciones.

En diversas ocasiones Guzmán ha expresado la intención de testimoniar la conexión del hombre con los artefactos. No en vano observamos en sus obras la presencia de algún invento creado por la humanidad o por su intelecto, con pruebas fehacientes de su funcionamiento, al menos en la actividad o el empeño recreado en las pinturas.

Vemos figuras fuera de lo común, con una extraña conexión con el mundo animal, una conjunción entre lo humano y determinadas especies que enriquece el discurso y el desempeño de los personajes. Si en ocasiones lo presentado no es estrictamente humano, su lógica y praxis llevan el peso del cambio.

Las obras de su autoría llegan cargadas de símbolos, de un cromatismo distintivo que transforma y absorbe de la realidad, de la Europa medieval, de las historias que llegaron a él en edades tempranas y que ha sabido traducir en exclusiva figuración.

A simple vista, late la herencia de los grandes clásicos del arte universal, del estilo gótico visto en la exquisitez del detalle, en la expresividad de la pintura en sí misma y en la conexión directa entre lo divino y lo humano. Insectos, peces y aves nos demuestran un afán por el conocimiento, la contemplación y la necesidad de explicarse la vida, no como el período comprendido entre el nacimiento y la muerte, sino como camino de evolución. Para ello, se vale de un mundo onírico marcado por la comunicación entre los personajes y sus pasiones. Media la subjetividad y la mirada aguda en sus protagonistas como ejemplo de superación para quien quiera elegir el silencio y el análisis en sus obras. 

Frase del artista: "En el medioevo, y también por eso me seduce tanto esa época, ocurre el desarrollo de la alquimia, y cobra gran fuerza la magia, que son elementos que incorporo con mucha frecuencia a mi pintura".

 

 

Carlos Guzmán (La Habana, 1970)

Los relatos pictóricos de Carlos Guzmán parecen extraídos de un cuento de andas. La sutileza en cada rasgo, en cada paisaje del lienzo, es una audaz concreción con esa zona ignota de la delicadeza, donde predomina el enigma, los ambientes un tanto extraños a lo estrictamente formal, así como el amor y la lealtad de sus personajes sobre sus acciones.

En diversas ocasiones Guzmán ha expresado la intención de testimoniar la conexión del hombre con los artefactos. No en vano observamos en sus obras la presencia de algún invento creado por la humanidad o por su intelecto, con pruebas fehacientes de su funcionamiento, al menos en la actividad o el empeño recreado en las pinturas.

Vemos figuras fuera de lo común, con una extraña conexión con el mundo animal, una conjunción entre lo humano y determinadas especies que enriquece el discurso y el desempeño de los personajes. Si en ocasiones lo presentado no es estrictamente humano, su lógica y praxis llevan el peso del cambio.

Las obras de su autoría llegan cargadas de símbolos, de un cromatismo distintivo que transforma y absorbe de la realidad, de la Europa medieval, de las historias que llegaron a él en edades tempranas y que ha sabido traducir en exclusiva figuración.

A simple vista, late la herencia de los grandes clásicos del arte universal, del estilo gótico visto en la exquisitez del detalle, en la expresividad de la pintura en sí misma y en la conexión directa entre lo divino y lo humano. Insectos, peces y aves nos demuestran un afán por el conocimiento, la contemplación y la necesidad de explicarse la vida, no como el período comprendido entre el nacimiento y la muerte, sino como camino de evolución. Para ello, se vale de un mundo onírico marcado por la comunicación entre los personajes y sus pasiones. Media la subjetividad y la mirada aguda en sus protagonistas como ejemplo de superación para quien quiera elegir el silencio y el análisis en sus obras. 

Frase del artista: "En el medioevo, y también por eso me seduce tanto esa época, ocurre el desarrollo de la alquimia, y cobra gran fuerza la magia, que son elementos que incorporo con mucha frecuencia a mi pintura".