Así lució la segunda exposición de Máxima Estudio-Taller

Momentos de la inauguración de Finalé Mundos en Máxima Estudio-Taller
Momentos de la inauguración de Finalé Mundos.

Catorce obras para sentir el arte de Moisés Finalé, para descifrarlo e interpretar sus esencias; catorce piezas de grandes y medianas dimensiones hablan de un creador que ha bebido de disímiles culturas en sus numerosos viajes por el mundo; catorce pinturas que abren universos y destinos.

Así pudiera definirse la más reciente muestra de Moisés Finalé titulada Finalé Mundos, abierta al público durante un mes —desde este 27 de septiembre— en el espacio de Máxima Estudio-Taller, ubicado en calle Monserrate, esquina Tejadillo (a un lateral del Museo Nacional de Bellas Artes, edificio de Arte Cubano).

Ante un público abarrotado de personas, el artista ese día celebró su cumpleaños 62, rodeado de viejos amigos y otros que ha hecho durante su travesía en las artes plásticas.

                                    

“Para Finalé lo creado por el hombre y la naturaleza posee un valor incuestionable (…). Cuando menos uno lo imagina, añade lentejuelas y bordados en los límites de lienzos, o material de relleno de muebles a modo de esculturas blandas, o refuncionaliza cubos de plástico, cuchillos, tejidos, tornillos, restos de madera envejecida como lo más natural de mundo”, confiesa el crítico y curador de la muestra Nelson Herrera Ysla, en las palabras del catálogo.

De esta forma, el artista comparte sus conocimientos, desvelos y amores, que bien pudieran traducirse en pasiones comunes, ya que las artes visuales son ese puente, siempre abierto, para soñar sin reparos.

Piezas como Dulzuras insulares, No quiero caer, o Buscando su sueño, seducen desde el primer momento por sus grandes dimensiones y su poética poco común. A simple vista se observa una mezcla entre lo humano (mujer) con el mundo animal, lo cual se traduce en cabezas y cuerpos extraños, de fácil empatía para las mentes que no se dejan seducir por la alegría y la belleza simple. Es necesario detenerse y analizar las obras, porque Finalé abre puertas, pero el camino se encuentra lleno de enigmas.                     

                                    

El bosque de La Habana o Amores de los 80 ofrece una visualidad diferente. Sus dimensiones por sí solas (150 x 350 cm) sorprenden desde el mismo instante en que cualquier espectador entre por la puerta principal de Máxima.

Al igual que en La Jungla de Wifredo Lam, se advierte una mezcla de diferentes reinos (animal, vegetal y humano) que coexisten en un todo armónico y revelador, cada pintura con sus estilos particulares. Por otra parte, La Mañana posee marcada dosis de erotismo expresada en la sensualidad del cuerpo femenino y sus deseos.  

Quedan cerca de días para descubrir los mundos de Moisés Finalé; es la propuesta de Máxima Estudio Taller durante el mes de octubre, espacio que mantiene la frescura y los latidos del arte cubano contemporáneo.

Publicado: 30/09/2019