Leonardo Salgado nunca pensó que con un montón de cintas desechadas de una sala de proyecciones podría llegar a tanto. Su olfato artístico le indicó que sería bueno tenerlas en su poder, a ciencia cierta, uno nunca sabe cómo trabaja la imaginación. Algún día tendrán otro destino, le indicó una voz interior.
Y así las más heterogéneas musas marcaron el camino del creador, que tiempo después decidió otorgarle otro valor artístico a aquellos rollos de celuloide despojados de vida útil, al menos en lo que respecta a su propósito inicial.
¿Cómo surge el trabajo de una serie con cintas de cine? ¿Por qué apostar por este discurso?
Siempre me ha interesado el trabajo con materiales que aporten contenido a las obras. Para todas mis exposiciones personales he seleccionado materiales que apoyen las ideas que me interesa trasmitir, y a partir de ellos he trabajado. También yo uso, en general, dos metodologías de trabajo: la primera es cuando tengo una idea y me dedico a buscar los materiales para desarrollarla, y la segunda es cuando me interesa trabajar con un material específico y me propongo buscar ideas donde pueda utilizarlos.
El caso de las cintas fue el segundo, cuando por azar me topé con el desmantelamiento de una sala de proyecciones y me llevé a mi casa todas las películas que pude. La idea de esta serie llegó mucho después.
Las cintas de cine son un material muy atractivo visualmente, y a la vez muy poco visto, porque en general las cintas se usan como herramienta de proyección, como medio para observar la obra (que se proyecta). En mi caso yo uso la cinta de cine como objeto estético y me baso en la relación obra-artista para, a partir de una edición manual de la película, mostrar personajes, paisajes o momentos que se desarrollan en los mismos filmes que uso para construir las imágenes.
¿Qué valor le otorga a los objetos con los cuales trabaja? ¿Puede tener el material más peso que la obra en sí?
Todos los objetos y materiales tienen un contenido implícito. Cuando se selecciona un material o un objeto específico para formar parte de una obra, su contenido se puede minimizar o potenciar en dependencia de la intención del artista.
En mis obras prefiero potenciar el contenido de los materiales, pues puede enriquecer el discurso final de la obra manera extraordinaria. En mi opinión un material interesante, que aporta valores conceptuales y formales a una obra, es un valor añadido a la hora de consumirla. También depende del tipo de obra que se haga; cada artista crea su propio universo con sus propias reglas.
Entre todas las artes, las artes plásticas son las que menos conexión directa tiene con el cine, en relación con el teatro, la música o la danza; ¿cree que esto ha cambiado en los últimos tiempos?
La relación entre cine y artes plásticas siempre ha sido muy estrecha, al punto que han habido grandes artistas que han sido cineastas y viceversa. También hay que decir que el cine y las artes plásticas comparten la imagen visual fija (o capturada) como forma principal de expresión y el parentesco más cercano que se puede tener; por tanto no creo que nunca hayan estado alejadas. Una imagen en movimiento es simplemente muchas imágenes capturadas y/o proyectadas consecutivamente. La tecnología ha variado las maneras de capturar imágenes, pero no creo que las esencias y las inquietudes creativas de los artistas hayan variado mucho.
¿Quién es Leonardo Salgado dentro del contexto del arte cubano y universal?
A mí me interesa trasmitir ideas y creo que cada idea tiene una forma ideal de concretarse. Por eso no me preocupo por estilos formales ni temáticos propios. Leonardo Salgado es un artista que explora formas nuevas de decir lo que piensa a través de objetos, pequeños como una moneda o una palabra; o grandes como una galería. Una persona que no ha perdido la capacidad de buscar todo el tiempo, ni de alegrarse cuando encuentra.
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