Para entender a Niels Reyes Cadalso como artista es preciso abstraerse un poco, dejar atrás las formas de pensamiento preconcebidas y abrir paso a una lógica marcada por el sentimiento y las múltiples verdades que coexisten en una determinada verdad.
Niels Reyes ha viajado mucho por el mundo y producto de ello su arte se ha visto influenciado por diferentes culturas, pero antes, mucho antes, cuando era aún estudiante de la Universidad de las Artes, ya había mostrado interés por el retrato, por figurar rostros, por hacer más apasionante el hecho de dejar en la mente ajena una porción de sí, ya que sus obras no se olvidan tan fácilmente. Esa manera de pintar los ojos deja una huella intensa en el mañana.
Sin Título es una obra del catálogo de Máxima Estudio-Taller realizada en óleo sobre tela en el año 2017, con 180 x 100 cm de dimensión. Una figura desafiante para el intelecto humano por su morfología, debido a que a simple vista cuesta cierto trabajo identificar su género. Sus cejas son afinadas, pelo corto, de cuello esbelto, labios prominentes, pómulos y nariz sonrojadas, todo apunta hacia una mujer, pero la duda aún subyace si realmente lo es.
Con Niels Reyes, la capacidad de asombro persiste, subyace en sus piezas como un imán que te lleva de inmediato al análisis, a emitir juicios, en otras palabras: el espectador, el crítico, el galerista, el hombre de negocios encuentran ese algo más que complementa su noción del arte, una alternativa pictórica que llega como la gota de agua que le faltaba a un vaso de conocimiento.
No es lo mismo ver la obra que analizamos a través de una imagen que tenerla de frente, es necesario ir a Máxima, preguntar por ella, recorrerla con ojos propios. Una vez frente a la pintura puede apreciarse su forma (rectangular) y algo más: las capas resultantes del proceso creativo que lo otorgan volumen, viveza y originalidad.
En ocasiones anteriores hemos hablado sobre la técnica de Niels con respecto a la naturalidad de los ojos que concibe. Ahora, examinaremos otro efecto de ese recurso visual utilizado en su quehacer. Al acercarse a la pieza, uno percibe poco a poco las tonalidades, las posibles combinaciones de colores, el hombre (espectador) cree desentrañar al creador y sus secretos. Así se marcha complacido y con un puñado de veracidad en su mano. Pero al alejarse comienzan de nuevo las interrogantes, ¿esos ojos no se ven como lucen de cerca?, ¿su anatomía cambió?, su brillo es diferente y tales juicios no se equivocan.
Niels produce una ilusión óptica: los resultados visuales son diferentes lejos y cerca de la obra, una técnica que ha perfeccionado y de la cual puede considerarse un virtuoso. Aún es un artista joven, con exposiciones y series por pintar, así que vendrán múltiples miradas tentadoras, disímiles retratos fabulosos, para seguir soñando en el universo donde todo se hace posible, gracias al arte.