Los mundos de Moisés Finalé en Máxima Estudio-Taller

Pieza El bosque de La Habana o Amores de los 80, disponible en Maxima Estudio-Taller
Pieza El bosque de La Habana o Amores de los 80, en Maxima Estudio-Taller.

Existen mundos que nos contaminan, que nos hacen adictos al arte; mundos para sentirlos, palparlos, para ver que lo divino se encuentra en el aquí y en el ahora, que un después suena demasiado lejano.

El artista Moisés Finalé nos recuerda esta verdad. Un total de 14 piezas abren las puertas de su mente en nueva exposición titulada Finalé Mundos, que anuncia un viaje prometedor con la cerámica, la pintura y la escultura. La muestra ha sido curada por el crítico de arte Nelson Herrrera Ysla y se exhibe hasta el 27 de octubre en el espacio de Máxima Estudio-Taller, localizado en calle Monserrate, esquina Tejadillo.

Los mundos de Moisés pudieran categorizarse en seis propuestas. La primera sería El Bosque de La Habana o Amores de los 80, pieza que atrapa de tan solo entrar a la sala expositiva. Sus grandes dimensiones (150 x 370 cm) hablan de varios reinos que coexisten de manera enigmática. Por una parte, vemos el reino el vegetal junto al animal, para luego imbuirnos en seres con ciertos aires de luz, que se observan cuando la mirada se detiene.

Es una obra donde prevalece el color verde y donde es preciso, además, quedarse por algún tiempo. Entenderla a plenitud lleva tiempo, análisis, concentración, como cualquier ejercicio que pretenda retar a la mente humana. Con El Bosque… sucede también otro fenómeno, por así decirlo. Su esencia contiene pequeñas dosis de humor (perceptibles según el estado del observador), como parte de su figuración misma, que van desde plantas que simulan piernas de mujeres, diablillos semiescondidos entre el paisaje, junto a rostros destinados a encontrarse.

Muy cerca se vislumbra un segundo mundo que llega a través del binomio de Dulzuras insulares y Buscando su sueño. Cada una con su poética particular revelan otra faceta de Moisés, esta vez más centrado en lo femenino. A simple vista, la sensualidad inherente al cuerpo de la mujer viene a ser el toque de belleza que encierran las obras.

 

             Dulzuras Insulares               Buscando su Sueño

En particular Buscando su sueño mezcla deidades afrocubanas en una especie diálogo multiétnico y plural. De esa misma familia es también No quiero caer, que indudablemente nos presenta un espejo para saber si vamos por el camino correcto. Más adelante se ubica otro mundo representado en cuatro piezas de su producción reciente en este 2019. Seres entre lo humano y animal dan esa sensación de extrañeza en una serie Sin Título, que hace cuestionarnos cada pieza y sus posibles interpretaciones.

A su lado, tres pinturas se adueñan de códigos mediante esa hibridez entre reinos y religiones para indicarnos un nuevo universo, donde la mujer vuelve aparecer en una posición destacada. En esta ocasión hay que descubrirla, ya que el artista prefiere el enigma, así como las segundas (terceras y cuartas) lecturas.

Casi al final, Finalé nos enseña uno de sus últimos mundos, una cerámica de diámetro 43 realizada en el año 2003. Como aquellas imágenes de la cultura griega, la obra indica que llegó el tiempo de batalla, de hallarse listos para la nueva aventura. Vuelve el rostro de una mujer a convertirse en el centro del discurso. El secreto de su semblante es parte de los entresijos que ha tejido el creador en la exposición y en su producción artística en general.

                                                                  

Como cerámica al fin, la sensación tridimensional es intrínseca a su formato. Es una de esas obras que deseas en la pared de la casa o de cualquier galería por su poder de adaptabilidad, de renovarse en cualquier sitio y dialogar con varios formatos creativos.

Por último, el mundo del final engloba a los cinco anteriores, al contender elementos de la religiosidad afrocubana, erotismo, rostros enmascarados, además de místicas deidades en una escultura de gran tamaño que despide a los visitantes, una vez que se marchan del Estudio Taller. Seis mundos posibles es la propuesta de la exposición de Máxima, que promete sacar al espectador de su zona de confort y demostrarle la poética escondida en catorce piezas.

Publicado el 22/10/2019