Juan Suárez Blanco: “Tengo el alma para seguir luchando” (I)

Juan Suárez Blanco en Máxima Estudio-Taller
Juan Suárez Blanco en entrevista en Máxima Estudio-Taller, a propósito de su más reciente exposición Contrapunto.

¿Quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos? Son algunas de las preguntas que intenta explicar el artista Juan Suárez Blanco en sus obras, como cualquier hombre en busca de algo más que crecer, tener hijos, reír y trabajar. Plantearse el sentido de la vida es común para las mentes avezadas. En su caso particular deja huellas indelebles en lo referente al arte abstracto y al arte conceptual, que ayudan a comprender estos principios a niveles subjetivos.

A la altura del 2020, Suárez Blanco se ha convertido en un creador consagrado. En menor medida es un hombre un tanto romántico y erótico en silencio. Dos obras de Máxima que formarán parte de su muestra personal Contrapunto, a inaugurarse este viernes 17 de enero a las 5:00 p.m., hablan de esa otra dimensión de exquisita factura, como su trabajo en general

Unos minutos de entrevista en nuestro Estudio-Taller durante el montaje de la exposición, fueron bien provechosos para entrar en su mente y desentrañar las pasiones que habitan dentro.

¿Cuáles temáticas se presentan en Contrapunto?

Todo está dirigido a la ecología, al hombre, su existencia, sus sueños, aspiraciones, su manera de enfrentar la vida. Era algo que tenía pendiente, unificar en un espacio varios momentos de mi trabajo, aparentemente contradictorios por temáticas, por maneras de hacer, pero que tienen que ver con el giro musical que quiero realizar. La palabra contrapunto tiene que ver con el lenguaje de la música. Mi obra quiero que tenga ese espíritu, entretejer cosas, armar controversias, que se desafíen unas a las otras, al final todas tienen un hilo conductor.

Es un artista consagrado en lo referente al arte conceptual y al arte abstracto, ¿por qué escogió esas manifestaciones para expresarse?

No se escogen, van saliendo en el trabajo. En la década del 80 hice un arte quizás muy apegado a la figuración. Ya en los 90 comencé con el arte conceptual porque tenía esa orientación. Era un terrible infierno entre la esencialidad y la complejidad, ir decantando para llevar la máxima expresión al resumen. Recuerdo una frase del maestro Félix Beltrán ´exigir más con menos´. Entonces empecé, como te decía, a realizar una abstracción determinada por la decantación. Después comenzó una etapa de experimentación, de búsqueda, incorporando elementos que había utilizado en otras obras. Todo muy apegado al sentir del escultor que fui primero.

¿Tiene conservado algunas de esas esculturas?

Solo en imágenes.

¿Cómo las recuerda?

Eran alegorías a los problemas de la existencia humana. ¿Quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos? Ese es el primer objetivo, lo otro es un slogan que lo voy a decir de manera literaria: ´la metáfora de la resistencia´. La otra historia eran los sujetos encontrados, o sea, encontraba un objeto y a lo Duchamp trataba de convertirlo en una obra de arte. Eso fue en una etapa de la adolescencia a la juventud. Las esculturas eran como al relieve, o sea, zonas de madera que encontraba y le agregaba metales evocando a yunques, instrumentos de trabajos, punzones, clavos. De cierto modo me nutría de determinada iconografía cristiana y pasajes bíblicos, los traía a nuestro tiempo, es decir, cómo el hombre sentía o se comunicaba.

Es común en sus piezas ver el uso de objetos cortantes. ¿Qué intención persiguen a nivel visual?

Me voy a referir a una frase muy antigua: `hay que cortar por lo sano´. El cuchillo lo utilizamos en la vida doméstica, nunca pensé que fuera un elemento de agresividad, sino para significar que tengo una parte oxidada, pero hay otra que todavía corta. Tengo el alma para seguir luchando. En la serie Erosión donde trabajo con planchas metálicas que se van oxidando, deteriorando y sin embargo hay zonas con filo, en esos metales todavía hay posibilidad de vida. Se pulen y vuelven a cortar. Estos materiales aparentemente efímeros los trato de revalorizar con un espíritu quizás del alienismo del barroco, o sea, que sus posibilidades expresivas se vuelvan a sentir.

En palabras del crítico de arte David Mateo: “una máxima parece gravitar sobre las insinuaciones artísticas de Juan Suárez Blanco: la realidad del arte ha sido puesta en jaque una vez más por la realidad ordinaria”.

Publicado 15/01/2020