Douglas Pérez Castro, un fanático del arte

Douglas Pérez Castro, en entrevista con Máxima.
Douglas Pérez Castro, en entrevista con Máxima.

Como un gran espectador de la ciudad de las columnas, Douglas Pérez Castro se adueña de sus esencias, de su morfología, de su codiciada insularidad. Algunas de sus obras en la serie Pictopía, materializan a La Habana con una figuración distinta, alejada de las perspectivas y visiones comunes, una visualidad que invita a entrar en las pinturas del artista y vivir junto a sus figuras extrañas, insólitas, a fin de cuentas, nada es ajeno a la capacidad de imaginar.

Douglas prefiere jugar con la realidad circundante, antes de sentir su peso “como algo torturante o caótico”, porque La Habana puede ser alimento para el mal genio y otras pasiones, sino relajas la mirada y fluyes dentro del encanto de la ciudad.

En Pictopía recreas una Habana un tanto alienada. ¿Qué significa la capital Douglas Pérez Castro?

Es un concepto, básicamente es un estado mental. Cada cual tiene una imagen de La Habana que entiende y refleja individualmente, amén de La Habana palpable y concreta.

En cuanto a Habanamotor's, obras de Pictopía, hacen alusión a la problemática del transporte, son un homenaje a las grandes marcas de autos antiguos, dígase Chevrolet, Buick, Cadillac entre otras. Denota, además, un momento muy particular de esa industria, el esplendor durante los años ‘50, y La Habana tiene la particularidad de alimentar ese mito día a día, no solo para el turista que viene de afuera, sino también para los habitantes de la ciudad.

¿En algún momento no has temido agregar brillos a tus obras y que el discurso pueda interpretarse de otra manera?

A mí me gusta mucho la purpurina, el esmalte de uñas, incluso su olor, la textura y el brillo; también satinar superficies. Para mí es importante la factura estética que tienen las obras, hay artistas que se permiten licencias y abarcan más el aspecto ideológico, el concepto, que el resultado físico como tal.

La purpurina, por ejemplo, se asocia con lo kitsh. En mi caso tiene otra significación, trato de desacralizar o un tanto desplazar la idea de ver a la pintura como algo estrictamente sacro, basada en estructuras rígidas. Una de las cosas que hacen interesante el arte cubano es que los artistas gravitan en un contexto muy rico en expresiones, desde lo que se entiende como alto y fino, hasta lo vulgar o popular.

¿Qué opinión le merece divulgar su obra en el nuevo escenario multimedial?

Son herramientas que han llegado y en las cuales trato de extender mi lenguaje, las redes sociales cumplen esa función. Otra cosa, yo no hago arte para consumo personal, sino para ponerlo a disposición del espectador, ese ente capaz de descifrar las claves del lenguaje o intenciones que el creador tiene. Las redes son fundamentales para eso.

Ahora, la manera en que lo haces es donde cada cual tiene que ser estratégico e inteligente, para competir entre toda la información que existe en las redes y la accesibilidad a estas, porque las redes no discriminan.

Hay quien dice que Facebook, Instagram, Twitter son plataformas donde se magnifica la estupidez humana, pero soy de los que piensan que la inteligencia y las habilidades también se magnifican, el tema está en poder discernir y ser lo suficientemente hábil para entender que es una herramienta, entre otras cosas útiles, para acercar a las personas.

¿Qué ventajas le permite crear en pequeño formato y viceversa?

Un objeto pequeño, digamos una pintura, escultura o fotografía, automáticamente despierta en las personas el instinto de apropiación o adoración, algo que se puede tornar personal por su fácil adaptación.

En el caso de una obra grande o monumental despierta un sentimiento de discurso o de propaganda, en el sentido más amplio del término. Su sola presencia disemina mayor información . No es lo mismo observar una obra de escala monumental en un museo que en la habitación de tu hogar, simbólicamente tiene otro sentido para ti. Son análisis que las personas normalmente no los concientizan, pero los artistas sí hacen uso de ello y buscan activar durante la realización de las obras ese co-proceso de interpretación.

Pongo de ejemplo la serie Pictopía, donde las obras son grandes porque evocan ese sentimiento de rimbombancia, de ornamento y saturación de la idea de progreso. Basado en eso se articula gran parte de mi trabajo.

¿Quién es Douglas Pérez Castro? ¿Cómo se definiría?

Soy cubano, creo que es la definición más aceptable desde mi forma de pensar. Después me defino como creador, también cubano, donde trato de convivir con el proceso de creación artística. Soy disciplinado y organizado, un fanático del arte.

Veo la vida, básicamente, desde una perspectiva optimista y trato de que mi obra gire en torno más hacia elementos positivos, donde se pueda ahondar en el amor, en la celebración de la vida, desde una posición abierta a lo positivo, prefiero jugar con esa perspectiva antes de sentir el peso de la realidad como algo torturante o caótico.